Las metástasis cerebrales se desarrollan a partir de células cancerosas que se han desprendido de otros tumores primarios y se han asentado en el cerebro.
Una metástasis es el asentamiento de células tumorales procedentes de otro tumor primario. En el cerebro, esto ocurre por vía "hematógena" a través del torrente sanguíneo, por vía "linfógena" a través de los canales linfáticos o a través del líquido cefalorraquídeo, el licor. Un tercio de todos los tumores cerebrales son metástasis; se desarrollan en 8 de cada 100.000 personas al año.
El tumor primario original suele estar en el pulmón (carcinoma bronquial), la glándula mamaria (carcinoma de mama) o la piel (melanoma). Sin embargo, también son posibles otras localizaciones, como el colon (carcinoma de colon/recto), el esófago y el estómago (carcinoma esofágico y gastrointestinal) o la sangre (linfoma).
Los síntomas de las metástasis cerebrales dependen de su localización. Pueden incluir cefaleas, pero también dolores en la columna vertebral, deterioro de la capacidad mental (déficit neurocognitivo), trastornos del habla, crisis epilépticas, parálisis o trastornos de la marcha. Las metástasis pueden hacerse visibles cuando el tumor primario aún no es visible, pero también es posible que aparezcan más tarde, a veces años después de un tratamiento supuestamente eficaz del cáncer.
Una vez realizado el diagnóstico, se ofrece asesoramiento interdisciplinar -es decir, conjunto de neurocirugía y oncología- sobre la mejor terapia posible. En caso de extracción de una muestra de tejido y/o metástasis, la operación se realiza con el añadido de "procedimientos de alta tecnología" como la neuronavegación intraoperatoria en combinación con microscopios quirúrgicos de alta resolución, la obtención de imágenes intraoperatorias mediante resonancia magnética (RM) o ultrasonidos y la monitorización neurofisiológica.